Los dos tipos de soledad

                                    

LOS DOS TIPOS DE SOLEDAD La soledad puede ser la medicina para el alma más eficiente en según que momentos y un veneno para el espíritu en según que otros. Podríamos decir que existe la soledad introspectiva y la evasiva. En la primera uno se acerca a sí mismo a través de estar centrado en trabajar nuevos hábitos de vida que le lleven a conectarse más con su miedo y su dolor en general, y a través del paso del tiempo encuentra maneras de lidiar con ese dolor y eventualmente integrarlo en su forma de ser y ser más feliz. A veces, para poder hacer cambios de este tipo, uno tiene que apartarse durante un tiempo de los demás, ya que estos podrían distraerle de su propósito de autotranscendencia y seguir sumiéndolo indirectamente en condiciones y conductas que quiere cambiar. Mientas escribo estas líneas me viene la frase a la cabeza de Nietzsche, lo que no te mata te hace más fuerte, y a veces el sentirse separado duele, pero te ayuda a crecer. Porque el dolor es una forma de comunicación en la que una parte de ti mismo le dice a la otra lo que le falta para integrar. De todos modos, la soledad puede ser muy alegre y divertida también. És evidente y casi un tópico pero creo de verdad que uno tienen que aprender a estar solo y saber gozarlo para poder estar mejor con los demás. Pero a veces, nos acostumbramos tanto a la seguridad de nuestras propias rutinas que ya no nos apetece compartir tanto con los demás. En otras ocasiones, la soledad es evasiva, el miedo de no poder controlar nuestras inseguridades nos lleva a recluirnos, tal vez porque siempre estamos tristes y no queremos estar con nadie. Pero es el pez que se muerde la cola, cuantos menos cambios realices, cuanto menos salgas de la zona de confort, más te estancas en lo mismo. Siempre digo lo mismo" la energía llama a la energía", te sientes activo y sociable, activando y socializando poco a poco. A veces, estar acompañado tiene un efecto opuesto del que uno se imagina en el enclaustramiento. Te ayuda a compartir, a relativizar tus problemas, ya sea con un compañero de vida o alguien con el compartir algo, saliendo de casa y volviendo renovado. Porque en el fondo todos estamos conectados y demasiado tiempo solos, nos acaba marchitando, porque no nos llega la luz de los demás.